domingo, 31 de marzo de 2013

El hombre postorgánico. Cuerpo, Subjetividad y Tecnologías digitales. (Sibilia, P.)

TECNOCIENCIA
"El hombre postorgánico: un proyecto fáustico"
Para comenzar con la relativo a la tecnociencia considero oportuno partir del interrogante que plantea Sibilia en el texto “El hombre postorgánico”  en cuanto a ¿Qué tipo de saber es el que entiende al cuerpo humano como una configuración orgánica  condenada a la obsolescencia y lo convierte en un objeto de la post-evolución?  y  seguidamente sita al sociólogo y epistemólogo portugués Herminio Martins quien sostiene que se trata de una “tecnociencia de vocación fáustica cuya meta consiste en SUPERAR LA CONDICION HUMANA”. 
Se sitúa al hombre como un proyecto postorgánico que trata de superar la condición humana por medio de la tecnología, rechazando el “carácter orgánico y material del cuerpo humano buscando el ideal aséptico, artificial, virtual e inmortal”.
El propio Martins utiliza a Fausto y Prometeo dos figuras míticas de la cultura occidental para analizar la base de nuestra tecnociencia: la tradición  prometeica y la tradición fáustica y concluye que la filosofía de la tecnociencia contemporánea se inscribe en la segunda de esas tendencias, es decir la tradición fáustica.
Para ilustrar mejor una y otra se puede decir que:

- La tradición prometeica pretende doblegar técnicamente a la naturaleza y lo hace apuntando al bien común de la humanidad y la emancipación de la especie sobre todo de las clases oprimidas. Apuesta al papel liberador del conocimiento científico y anhela mejoras condiciones de vida a través de la tecnología. El desarrollo gradual de este tipo de saber llevaría a la construcción de una sociedad racional, asentando en una sólida base científico- industrial capaz de erradicar la miseria humana. 
Los prometeicos ponen el acento en la “ciencia, en cierto perfeccionamiento del cuerpo, pero sin quebrar jamás las fronteras  impuestas por la naturaleza humana

- La tradición fáustica donde los procedimientos científicos no tendrían como meta la verdad o el conocimiento de la naturaleza íntima de las cosas, sino una comprensión restringida de los fenómenos para ejercer la previsión y el control, ambos propósitos estrictamente técnicos.
La meta del proyecto tecnocientífico actual no consiste en mejorar las miserables condiciones de vida de la mayoría de los hombres sino un impulso ciego hacia el dominio y la apropiación total de la naturaleza, tanto exterior como interior del cuerpo humano.







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