En el video Cobo habla de la época actual donde el conocimiento juega un
papel central y plantea el distanciamiento entre el perfil profesional que
demanda en mundo del trabajo y el perfil que se está
formando en los
distintos sistemas educativos. Aborda entonces los distintos tipos de
aprendizaje existentes entre ellos: cara a cara o analógico, a distancia, en
línea e invisible, haciendo especial referencia a que el utilizado con mayor
frecuencia es el cara a cara (el profesor habla y los alumnos escuchan),
un sistema formal de educación que prioriza la estandarización,
la uniformidad y parametrización.
Destaca la importancia del aprendizaje
invisible y lo compara en cuanto a funcionamiento, a la manera en que se
aprende a utilizar las redes sociales, dado para ello no se hacen cursos sino
que se
desarrollan “habilidades para”, que luego nos sirven para
insertarnos en el mundo profesional, relaciones entre pares etc.
Según
Cristóbal Cobo y John Moravec el aprendizaje invisible se basa en principios
que ya existen: el edupunk, la educación expandida y los aprendizajes oblicuo
y accidental. El aprendizaje invisible del que hablan Cobo y Moravec se
basa en 5 axiomas:
- la tecnología de la información y la comunicación se hacen invisibles
- las competencias adquiridas en entornos informales son invisibles
- las competencias evidentes resultan invisibles en los entornos formales
- las competencias digitales resultan invisibles
- ciertas prácticas educativas que debiéramos invisibilizar
Los sistemas educativos
formales no fomentan la creatividad de los niños inteligentes, porque como
bien la expresa Cobo “lo esencial es invisible a la educación formal”, ésta
no está a la altura de los
desafíos que plantea la sociedad del
conocimiento.
En los 5 ejes del aprendizaje invisible se hace referencia a
que las competencias adquiridas en entornos informales son invisibles y
que existe una segunda brecha digital que no tiene que ver con el acceso
a la tecnología sino con la calidad de uso y contexto de uso y en
ese marco señala que existen más beneficios en el uso de las
computadoras en los hogares que en las escuelas, donde ha generado bajo
impacto.
Cobo señala que en las pruebas PISA no ha generado impactos
positivos, como así también que las generaciones recientes desarrollan
sus competencias digitales esenciales para vivir en el Siglo XXI
en
entornos informales mediante la observación, el boca a boca o en
el ensayo/error entre otras.
En cuanto a los sistemas de evaluación
formales de evaluación señala que no estimulan para nada la posibilidad de
aprender, por el contrario castigan el error, cuando en realidad el error es
la madre
de nuevos aprendizajes, por lo tanto en los sistemas formales el
error no es aceptable como parte del aprendizaje.
Pero también hay que
tener en cuenta que en el aprendizaje invisible hay ciertas prácticas
educativas que deberíamos invisibilizar, principalmente en uso de la memoria
en los sistemas formales porque
los seres humanos tenemos mala memoria y por
eso apoyar la evaluación con el acceso a la tecnología es fundamental, porque
el uso de la memoria no ayuda al aprendizaje.
Finalmente plantea que existe
una antítesis entre “tecnología” y “educación”, una tecnología que avanza
continuamente y una educación que ni siquiera es lineal y que tampoco
evoluciona a ritmo de la tecnología y por eso hay que crear puentes entre
tecnología y educación, donde el aprendizaje invisible es fundamental.
La
reflexión final es que la mejor educación que se le puede dar a la generación
del siglo XXI es una educación que piense en el mañana.
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